Si eres universitario, o si no lo eres seguramente también, te sonará la situación de que una persona te persiga para endosarte el periódico de turno. ADN, Metro, etc.
Antes, cuando iba en tren a clase, solía leerlos más, ahora les pego una mirada de vez en cuando o me lo deja alguien para ojear. Bien, pues en el ADN, como ya dije una vez, en la última hoja hay una columna que se llama "The End"en la cual periodistas como Monserrat Dominguez, escritores/as como Lucía Etxebarria, y demás personajes como Risto Mejode... Mejide, perdón, escriben una vez por semana dando su opinión sobre alguna noticia o filosofando simplemente. Hace tiempo opiné sobre las columnas de los lunes, las que escribe Lucía, que me encantan, pero es que he descubierto hace poco que también me gustan las de los miércoles. Y quien junta las letras se llama Ángela Becerra.
Aquí os dejo el blog donde cuelgan sus columnas y, para que os sea más cómodo, voy a copiar el texto que me impactó, el de este miércoles pasado...
IR O ESPERAR.
La vida no nos espera; somos nosotros quienes tenemos que ir a buscarla.
Y el momento siempre llega: es cuando necesitamos pensar que algo muy deseado nos saldrá bien, que hoy es la nublada vigilia de un largo mañana de sol. Nos alimentamos con bocaditos de confianza, sopitas de autoestima y helados de ansia. Pero lo que queremos que ocurra allí sigue, detenido en el híbrido tiempo de las esperas sin eco, luz ni reloj.
Y entonces reflexionamos, que es ese flexionarnos sobre nosotros mismos para mirarnos de frente, mientras buscamos murmullos de respuesta en nuestro torrente de dudas. Penetramos en la esencia del ser, cuando las raíces se alzan buscando luz y los sueños descienden buscando pistas en que aterrizar.
Son momentos trascendentes en la vida, porque quien la está decidiendo es el único que la vive de principio a fin, segundo a segundo y con todas sus consecuencias: somos nosotros dentro de nosotros.
A lo que queremos que sea nunca hay que huirle, porque si lo hacemos difícilmente será. Unas veces habrá que esperar y otras actuar; habrá que decidir entre la presión y la sutileza, la razón, la emoción, la conmoción, la pasión... porque cada roce requiere su tacto.
Y al final, vibrando por el sí, estar mentalizados para un no. Porque en lo que para nosotros puede llegar a ser la cumbre, el no luchado nos construye mucho más que la indiferencia sin historia ni orgullo.
...No, no voy fumada, sólo estoy reflexionando. ^^
Cuando cogí a mi sobrina en brazos, recien nacida, me pasaron muchas cosas por la cabeza.
La primera, mientras miraba embobada a esa personita tan pequeña, fue pensar que la vida no siempre es injusta, fea, que también es alegre y es bonito vivir sólo por momentos como ese. Tener a un bebé en brazos, que acaba de llegar a este mundo, que le queda un montón por vivir de bueno y, por desgracia, también de malo, y que le ves tan frágil en ese momento... No sé, es una sensación dificil de explicar, pero creo que a la mayoría de gente le pasará eso por la cabeza, puesto que tendemos a protegerle, tendemos a "hazlo tú que yo no sé y no quiero hacerle daño", a "pobre, no llores, no llores, ven aquí que te coja", o muchas otras situaciones parecidas.
También intenté pensar en la última vez que fui a un hospital por un motivo alegre... y no lo recordé. Ya ves.
Y por último, aunque sea mínimamente, creo que a toda mujer que viva una situación así, que vea a una madre que acaba de parir y a la susodicha personita, le sale el instinto maternal, le sale el ponerse en lugar de la madre en un futuro. En mi caso, un futuro lejano, que soy muy joven. Pero es igual, tendemos a pensar en "¿cómo será cuando yo tenga uno de estos?", o mejor "¿tendré yo alguno de estos algún día?". Y es aquí cuando cada uno se pone a pensar en su situación personal...
Hey, pero que soy tia y tengo la sobrina más guapa del mundo mundial.
¿No decía que había que valorar los momentos importantes en la vida? Este es un momentazo, que diría Boris. ¿No decía yo que esta niña iba a llegar en el momento justo? Oh joder, y tan justo.
¡Mi prima ha roto aguas! ¡Voy a ser tia!
Mi abuela, el otro día que era su cumpleaños, cuando sopló sus velas pidió un deseo: que la niña naciera hoy o mañana. Que mujer más sabia, como se nota que lleva 88 años en la vida que sabe hasta cuando va a dar a luz. Deseo cumplido, abuela.
Diosa, que sensación más alegre. Desde que me han llamado estoy en las nubes. Así que nada, voy a sonreir ahora que tengo motivos.
¡En unas horas veré a la sobrina más guapa del mundo mundial!
Después de la entrada anterior, puedo decir que esta vez vengo más tranquila. Ya no tengo esa mala leche encima.
Hace tiempo tuve una charla con una amiga sobre la gente. Ella decía que la gente es mala por naturaleza, que no hay altruismo en un mundo. Yo decía que no, que hay gente buena que se preocupa de los demás, y que no exagerara tanto ni fuera tan negativa. Bien, pues ya no sé qué pensar...
Lo único que sé es que sí hay gente que merece la pena. Sé que las personas que te quieren lo demuestran, están ahí, te conocen como nadie. Y sé que nuestros padres nos quieren, aunque a veces parezca que pasen, aunque a veces nos agobien, aunque a veces nos desesperen, pero nos quieren y mucho.
Que la madre de tu amiga te quiera buscar novio (juas), además para que yo sea de la familia, y que tu amiga le tenga que explicar por qué no me puede buscar novio... no tiene precio. Que otra amiga (a la que le voy a poner nombre ya porque sale mucho por aquí, así que os presento a Naila) te haga reír hasta llorar, no tiene precio. Que tu propio padre te cante una canción, versionada, a su manera, y que tú digas "¿Me está diciendo lo que me está diciendo? ¿Me está haciendo coña con lo que me está haciendo coña?" no tiene ningún precio.
Hay que aprender a valorar los buenos momentos de la vida.
Por una parte estoy tranquila conmigo misma, pero por otra no.
A pesar de toda la mierda que llevaba encima, a pesar de que eran fiestas por aquí, a pesar de que salí casi toda la semana entre unas cosas y otras (y eso que no iba a hacerlo), a pesar de que tenía un examen a las ocho de la mañana el jueves, a pesar de todo esto, pasé el examen con nota y todo.
Esa una.
Además, me sentía bien después de la conversación, después de soltar dicha mierda nombrada anteriormente. No sé, como que al liberarte te sientes mejor, aunque también te sientes hundida, hecha polvo.
Esa dos.
Y es aquí, cuando me siento hecha polvo y me da por volverme una blanda de mierda cuando empiezo mi terapia: cantar la canción "Bonito" de Jarabe de Palo. Sí. Automáticamente, si pienso en quien no tengo que hacerlo, y/o en canciones ñoñas, y/o en momentos más ñoños, empiezo a tararear "Bonito, todo me parece bonito... Bonita mañana, bonito lugar, bonita la cama, que bien se ve el mar. Bonito es el día que acaba de empezar. Bonita la vida. Respira, respira, respira..." y así hasta que no me se más de la letra y paro.
Y esta tres.
Pero ahora llega el momento en que no me siento bien conmigo misma. Llega el momento en que pienso lo buena gente que soy y a la vez en lo gilipollas que me convierte eso. Llega el momento en que me pongo de mal humor o me pongo a llorar como una imbecil y me enfado conmigo y con el mundo.
A la mierda todo, joder. A la mierda Flashdance, y a la mierda quien se crea que puede tocarme los cojones más aún.
Esta canción que es tan ñoña que diría "por favor, quita eso" si la escuchara siendo objetiva, es la realidad. Esta canción es la puta realidad.
Yo soy de las personas que lo que digo lo hago. Ayer ya empecé. No pasé por tu lado aunque se me estaba revolviendo el estómago, aunque me puse roja como un tomate, aunque mi lado emocional me gritaba que fuera. Y te saludé, porque soy educada, pero a distancia. Lo siento, pero por mucho que me miraras sonriendo, no pude devolverte esa sonrisa porque no me salió, no sería sincera.
Más tarde era gilipollas y quería darte explicaciones. Pero me controlé, no lo hice. ¿Quién coño eres para que te de explicaciones? Nadie.
... y Entérate ya que quiero cantar esta canción, aunque aún no lo consiga.
Sé lo que tengo que hacer, y sé lo que voy a hacer. Pero no sé lo que harás tú, ni sé si es el final.
Sólo queda vivir.
Una vez, por octubre, cuando también estuve de bajón, la noticia que me alegró la semana y me hizo reaccionar fue que iba a ser tía. No sé por qué, pero me da a mí que la noticia que me alegrará esta vez será el nacimiento de mi sobrina. Esta niña ya tiene algo especial antes de haber nacido.
Resulta que como estaba lloviendo, pues mientras el tiempo se aclaraba un poco decidimos una amiga y yo irnos a un centro comercial y así ella se compraría unas medias. Y resulta que... Hablando, hablando, mientras nos contabamos nuestras penas mutuamente, la cabrona me iba sonsacando información. Esta chica sabe mi historia en general, pero sin concretar... ¿Nos entendemos? Sí, seguro que sí. Bien, empezó una conversación más o menos así.
Amiga: ¿Y tú donde lo ves? Desafiada: Mhmm... Antes trabajaba en una cafetería, pero ahora ya no. Nos hemos encontrado algún jueves por ahí, o en esa cafetería, pero ahora es más complicado. Amiga: No, no. ¿Pero ahora donde lo ves? Desafiada: ... -"Tocapelotas. ¿Y qué le digo yo?"- Pues... ¿Por qué te crees que venía yo tanto por aquí? Amiga: ¿Trabaja aquí? ¡Yo quiero saber quien es! Ahora que me lo has dicho vamos a dar vueltas hasta que me digas por donde está. ¿Sigo recto, giramos, subimos, bajamos? Desafiada: Jeje. -Mecagüentó- Hey, en serio, que no, que no vamos a ningún sitio. Amiga: ¿Sigo recto? Pues recto. Creo que ya sé donde trabaja, porque antes has nombrado un sitio... Desafiada: Joder, pero no tiene por qué ser precisamente por eso.
La chica, muy lista ella, se iba acercando al lugar. Yo pensaba que si pasábamos por delante se iba a notar porque me iba a poner nerviosa, así que iba a tener que hablar...
Desafiada: ¿Seguro que quieres saber quien es? Amiga: ¿Por qué no? ¿Me tengo que asustar por algo? Desafiada: No, asustar no. Amiga: ¿Es alguien que me tiene que sorprender? ¿Lo conozco? Desafiada: No. Amiga: ¿Me va a sorprender su persona? Desafiada: Puede -sonriendo.
Llegamos a la zona peligrosa pero ella seguía andando, iba a pasar, hasta que, la Ley de Murphy...
Amiga: Espera que acabo de ver a mi prima con el carro ahí dentro, voy a saludarla. Sonreí cagándome en todo. No había más sitios, más nada, tenía que entrar allí. Miré de reojo. Estaba. Desafiada: Vale... Yo... Pero mi amiga ya se había ido para dentro, delante de la caja para más inri, a saludar a su prima y a una niña pequeña. Me quedé falcada allí en medio, no sabía que hacer.
Me miró, nos miramos. Sonreímos. Más bloqueo aún. Decidí que para no hacer más la gilipollas iría a saludar a una compañera de clase que también trabaja allí.
Desafiada: Buenas. ¿Qué tal? Compañeradeclase: Uy, buenas. Nos dimos dos besos. La cabrona, como sí que lo sabe, miró hacia donde estaba Flashdance y luego me volvió a mirar a mí. Compañeradeclase: Pues mira aquí trabajando. ¿Y tú? Desafiada: Pues aquí una amiga que está saludando a... Me giré para señalar donde estaba mi amiga y fue lo peor que hice. Me volví a bloquear porque no miré a mi amiga. Agaché la cabeza y la giré, de nuevo prestando atención a mi compañera de clase. Sonreí avergonzada. Ella me contestó con otra sonrisa, supo lo que había pasado. No dijimos nada más. Nos despedimos y me acerqué a mi amiga.
Amiga: Bueno, vamonos.
En ese momento se me creó un trauma. No sabía si pasar sin decir nada o pararme. Mierda de momentos en los que tienes que tomar decisiones en un segundo.
Correcto, me paré.
Desafiada: Shhh. Hey. -Estaba trabajando, pero se hacía un poco de rogar porque sabía donde estaba- Flashdance.
Hizo la cara de sorpresa que pone cuando ya me ha visto antes. Sonreímos, nos dijimos adios con la mano, y en sus labios leí "Hasta luego". Es una de esas personas que no dicen "Adios", como yo.
Salí de allí. Mi amiga me miró con cara de saberlo todo. Yo sonreí..
Desafiada: ¿Qué? ¿Ya lo sabes? Amiga: Se te ha notado un montón. Desafiada: Ya. ¿Y no dices nada? ¿Intuías algo? Amiga: No. ¿Qué quieres que te diga? Cada uno tiene sus gustos.
Seguimos hablando un rato. Me preguntó cosas, como suele pasar, y ya está, la mar de bien.
Pero es que luego le dio la bola y propuso ir otra vez.
Desafiada: ¿Pero qué coño vamos a hacer allí otra vez? ¿Para qué vamos?. Amiga: Para hacerte ver, para que vea que estas bien y darle celos. Desafiada: Bueno, la verdad es que tengo que comprar un peluche desde hace tiempo pero estoy pelada. Amiga: Pues ya está.
Volvemos sobre nuestros pasos. Entramos.
Amiga: Uy, mira que flor más... Pero mírame a mí, cabrona. Nos descojonamos. Desafiada: Perdona. Amiga: No mires otra vez. No mires.
Pero miré. Me giré y vi con mis propios ojos...¡como estaba mirándome el culo mientras pasaba! Estaba hablando por teléfono y a la vez mirandome la parte baja de la espalda. Le miré a la cara a ver si por lo menos se cortaba, pero pareció no enterarse. Llevaba unos pantalones nuevos ceñidos y por su cara pareció que le gustaban... Ha pasado esto más veces, y Dafne está para darme la razón. En fin.
Desafiada: Me está mirando el culo. Amiga: Me va a mirar a mí el c***. -Es así de fina- Camina y reacciona.
Miramos los peluches, jugamos un poco, aquella me pegaba con una flor de juguete en la cabeza... Y de fondo notaba algo, me sentía observada.
Al salir no sé que pasó (me guardo mis opiniones), pero hizo como que no me había visto, esperaba que yo le dijera algo. Mi amiga me arrastró hacia fuera y nos fuimos.
Amiga: No le digas nada. Desafiada: Pero es que me ha visto. Amiga: Envíale un sms si quieres, así tienes motivo.
Joder, no sé con quien juntarme, si con quien me anima a enviar sms poque está en una situación parecida con otra persona, o con quien me dice que "a la mierda Flashdance, pasa de su cara".
Más tarde nos fuimos de borrachera las dos (sí, volví a salir y volví a emborracharme) y el alcohol hizo el resto. Le envié un sms pero como ya sabía no contestó.
Y en esas estoy.
EN DIRECTO. Noticias mientras escribo esto. Me acaba de contestar el sms de ayer. Dice que cada vez que me ve llevo nuevo look. Le he contestado "Ah, ¿pero me miraste el pelo?". Juas, que bueno, que a güevo me lo ha puesto. Toma punto. Racatrá.
Y eso, ahora si que termina el testamento este, por fin.
Que duro es cuando nos vemos. Lo peor es esa ansiedad mutua y que nunca hay tiempo, siempre vamos con prisas.
Pero hay otra cosa peor. Pienso, sé, que me necesita. Ayer lo confirmé.
Fui a tomar algo a La Cafetería. Sabía que entraba a esas horas a trabajar, así que no creía que estuviera por allí porque si así fuera haría tarde. Yo estaba tranquila, hablando con mi prima sin más. Al entrar recorrí el local con la mirada, miré en la barra, traté de intuir más allá, pero no había nada que me dijera que estaba.
Error.
Pedimos, nos sentamos y empezamos a leer el periódico. En eso que veo aparecer detrás de la barra una camisa roja... Lo pienso ahora y se me nubló todo, no escuché nada más, no podía pensar en nada, me bloqueé. No me miró, pero seguramente estaría por dentro y alguien le diría que yo estaba allí. Esto lo confirma que salió a toda velocidad, sin mirarme, sin mirar en ningún momento hacia mi mesa sabía donde estaba.
No nos dijimos nada. Sólo vino, me miró de arriba a abajo, nos dimos dos besos y una especie de abrazo para analizar. Flashdance tenía un vaso de café para llevar en una mano, así que no fue completo el asunto, pero sigue siendo para analizar como me cogió, como notaba su tacto, y después bajó su mano por mi brazo tocándome con necesidad, aunque suene mal. Y porque el brazo no era más largo que sino aún está ahí.
Es verdad, no nos dijimos ni "hola", vino con decisión. Después nos quedamos mirando un segundo y ahí me di cuenta que desde que ha pasado todo esto no me atrevo a mirar sus ojos mucho tiempo.
Me dijo que hacía tarde, que entraba a las seis. Preguntó qué hora era. "Pasan dos o tres minutos" contesté. "Me tengo que ir". Ahora lo pienso y fue muy raro todo, porque sólo asentí, no sé ni si le hice un gesto con la mano, y agaché la cabeza. Se fue. Esto último lo recuerdo borroso porque se ve que aún estaba aturdida con el saludo inicial.
No entiendo nada, de NADA.
Siguen las cosas peores, porque aún hay algo más peor todavía. Yo le hubiera dado un abrazo bien dado, me dieron muchas ganas de abrazarle y, como todo en la historia , se quedó a medias.
Creo que lo de ayer nos ha dejado más jodidas aún a las dos partes.
Encima ayer por la noche salí y... me emborraché un poco después de mucho tiempo. Hoy me dan ganas de emborracharme otra vez, pero mi parte racional me dice que tengo un examen el jueves a las ocho de la mañana, que tengo que estudiar porque aún no lo he tocado y esta semana la tengo liada enterita.
¿He dicho ya que me cago en la Ley de Murphy? Pues eso.
En este momento escribiría demasiadas palabras feas, demasiados tacos, porque me dan ganas de cagarme en todo cuarenta veces.
No se puede ser así. ¡No me suelta a mí pero es que no quiere soltar a la novia tampoco!
Pero vamos a ver, alma de Diosa, si soy yo la que te da problemas en tu relación, que es escuchar mi nombre tu novia y caer la tormenta, como dijiste, coño, pues olvidame y vive con tu novia. Pues no. No entiende que su novia y yo no somos compatibles, lo sigue intentando, su novia se enfada cada dos por tres y no sé a qué santo porque llevamos lo menos quince dias sin vernos. Que no sabe qué hacer, dice Flashdance. Lo ve todo el mundo menos tú, ya ves.
Y yo, mientras tanto, no sé con qué quedarme, si con que no quiere soltar a la novia o no queire soltarme a mí.
Esto se entendería si hubiéramos tenido algo, pero no. Hemos respetado a su novia en todo momento y no tiene cuernos por ningún lao. Así que si alguien entiende algo que hable, porque me he metido en una historia de tres ¡y sin haber probao bocao!
Llegará un día en el que pierda la cordura del todo, si es que no la he perdido ya.
Voy a luchar, voy a vivir, voy a olvidar el dolor, el dolor. Voy a querer, quiero sentir, siento poder porque puedo aguantar sin ti.
Decide ya sin ser sentimental quién te ha dicho la mentira o la verdad. Decídelo. Sólo tú.
¡Despierta ya, responde! ¡Despierta ya, responde!
Sé que aún no estoy bien, para que engañarme. Que envio a la mierda desde ya a Flashdance en mi blog, pues sí, pero que luego cuando puede ser que nos veamos me pongo nerviosa, también.
