SÁBADO
Carnaval, carnaval.
El sábado fue un día de esos en los que perdí la (poca) vergüenza que tenía, me vestí con galas poco habituales y el nivel de alcohol en sangre se elevó hasta las nubes.
Pero vamos por partes.
Por la mañana, después de comprarme dos cuadros perfectos para mi habitación, hice un curso de Cruz Roja, Formación Específica, que ya hace tiempo que tenía que haber hecho para tener un poco más de información de los chavales con los que trato. Después, así de repente, nos sacamos una comida de la manga y allá que nos fuimos un grupo de monitores. Pero atención, a las 16.30h teníamos que estar ya disfrazados para empezar nuestro carnaval particular. ¿Y qué pasó? Pues que eran las 15.45h y acabábamos de comer. Socorro, pensaba yo. Pues señoras y señores, a las 16.15 bajaba las escales de mi casa con parte del disfraz (la otra parte en una bolsa) y ya me estaban esperando. Que estrés. Tal y como llegué a la sede, me acabé de poner mis galas y me maquillé. Me dijeron “si que te has currado el disfraz”, así que después de todo parece que me parecía a quien era mi intención ^^. Y poco más que contar. Hice de DJ con la poca variedad que llevaron de música y después de unos bailoteos fuimos a merendar.
Todo hay que decirlo. Cuando el sábado por la tarde, estando en Cruz Roja, salí a la calle para llamar por teléfono y vi que estaba lloviendo, me dio un bajón que no veas. Ey, pero ni la lluvia pudo con el carnaval nocturno.
A las 19.50h me fui a casa a prepararme para mi segundo carnaval. En esta fase vuelve el estrés. Quitarse las galas anteriores, ponerse las nuevas, desmaquillarse, volverse a maquillar,... Por Diosa, que a las 21h habíamos quedado y allí que estábamos puntuales.
A partir de aquí, todo y nada de lo escrito puede ser sancionado por sus protagonistas, así que no se como hacer una crónica sin dar muchos detalles.
La brisa del mar congelaba hasta las pestañas, pero fuimos entrando en calor a base de alcohol. Con el vaso en la mano y la botella bajo el brazo nos fuimos adentrando en esa marea ciega perdida de seres de todo tipo. Cuando me di cuenta, cuatro extraterrestres venían hacia mí, y una plutoniana de ellas se me abalanzó. Desde que la vi correr ya supe que era una amiga, pero entre las antenas y la purpurina tuve que mirarla dos veces.
Después de descubrir que el contenido de mi botella ya estaba caliente y más fuerte de lo normal, se me fue la sonrisa, pero sólo unos segundos. Al momento me despedía de los plutonianos y saludaba a unas obreras conocidas. En la mañana del lunes una de ellas ha negado verme. Lo que hace el alcohol, porque vamos, yo le di dos besos y era ella ^^.
Una princesa buscaba a su príncipe, unas brujas buscaban a su brujo (menos la que tenía su preso de Guantánamo), un vampiro buscaba a su víctima, los Popeyes ya tenían a sus Olivias, así que nada, y yo... pues era yo. Hubo quien triunfó, pero no soy nadie para interrumpir su privacidad y sus cosas, así que vamos a dejarlo aquí XP.
DOMINGO
...
LUNES
La mierda del teléfono me hace tener los pies en la tierra, y ver que no todo son risas. Mierda de teléfono, sí. Desde hace unos años le tengo pánico cuando llama a horas poco corrientes, y por desgracia parece ser que siempre tengo razón. Ha vuelto a sonar, me ha entrado esa sensación que tenía olvidada y aquí estoy, con los problemas de la vida.
Reflexión seria: a veces pienso que estaba mejor en la ignorancia de la niñez. Luego pienso que no, que la vida tiene esto y que no querer saber lo que sucede alrededor es como hacer que no existe el problema. Hay que afrontar esta vida, para las buenas o para las malas, pero afrontarla.
HOY MARTES
Me han dicho, palabras textuales, “tienes un puto radar eh”. Ya ves, para lo que me sirve... Veo lo que no me incumbe y así voy.
