Se valiente: Vive.

martes, septiembre 09, 2008

Ay, que pesado.

De vuelta.

Otro verano que pasa, otro septiembre que llega. Más exámenes, más estudios... Pero también fiesta, así que hay que organizarse bien y no dejar de hacer ninguna de las dos cosas.



Ay, que pesado, que pesado
siempre pensando en el pasado
no te lo pienses demasiado
que la vida esta esperando...

Cuanto tiempo hace falta
para que borres las heridas
que te hiciste en el amor.
Cuantas veces te he dicho
que solo tu tienes la llave
que abre y cierra el dolor...

No hay que esperar milagros
porque tampoco los pedias
cuando hiciste el amor.
No debiste hacer planes,
tu no decides el futuro
cuando se trata de dos.
Mira que hemos hablado,
que los recuerdos son mentiras
y que inundan la razon...

Para empezar el nuevo curso quería contaros el sueño que tuve la noche del domingo al lunes...

Estaba en el aeropuerto. Iba a coger un avión, con mi padre, hacia Ibiza y estaba cabreada porque se me había olvidado el cargador para el MP4. Como sabéis, sin música no soy nada, y sólo de pensar que se me podía acabar la bateria me ponía mala. Bien, subimos a un pequeño avión, arranca y empieza el viaje. Yo miraba por una ventana y veía la pista: un caminito de tierra estrecho, muy estrecho, y no entendía nada. Más que un trayecto en avión parecía que era en coche, porque no despegaba ni a la de tres y no hacía más que dar vueltecitas por el caminito ese. Hasta que despegó. "Esto será rápido porque Ibiza está ahí al lado". Dicho y hecho. No había acabado de subir cuando ya bajaba. Me volví a asomar por la ventanilla: se veía una isla muy verde con un montón de cabañas de madera. No he estado en mi vida en Ibiza, pero sé que no es así ^^Total, que bajamos y nos llevan al hotel. Más de lo mismo, como una cabaña enorme, con varios pisos y frente a una montaña que parecía que estábamos en el Amazonas. Entramos en nuestra habitación y salgo a la terraza a ver las preciosas vistas. Estábamos en un tercero, lo menos, y no había protección, ni barandilla ni nada. El suelo era como una especie de mineral que llegado al borde, donde no estaba la barandilla, estaba como afilado. Total, que no veas las pocas ganas que te daban de acercarte y asomarte. Tenía miedo, estaba pegada a ala pared como embobada de ver aquello, pero no me atrevía a acercarme por si me caía al vacio.

Y me desperté.

Freud conmigo se frotaría las manos.

Feliz regreso a la vida real. Espero que hayáis tenido unas buenas vacaciones.